Tras un tiempo sin asomarme por esta bitácora los recientes acontecimientos internos en el PSOE no me permiten seguir callado ante lo que entiendo como un camino equivocado el que desde la ejecutiva federal y Pedro Sánchez como Secretario General han emprendido, un camino hacia el epitafio de 137 años de historia.
Tras el batacazo en Galicia y Euskadi hace tan solo dos días ni siquiera Valle-Inclán sería capaz de idear el esperpento que comenzó con una rueda de prensa de Cesar Luena en la que no se admitían preguntas, ni el PP en sus mejores tiempos lo hubiera hecho mejor, para culpar nuevamente al empedrado por los resultados electorales. Del mismo modo que hablar de campañas electorales en situaciones complicadas es un insulto a quienes durante años representaban al PSOE con orgullo pese a estar señalados por la diana de ETA.
Con todo esto lo que más me entristece es ver a compañeros de base que en su día apoyaron a la actual ejecutiva seguir al dictado lo expresado desde Ferraz sin la mínima capacidad de autocrítica y lo que es peor entender que el problema del PSOE lo somos quienes discrepamos del rumbo que lleva el partido.
No, me niego a considerarme un culpable por no estar en sintonía con Pedro Sánchez y su ejecutiva. Me niego porque considero que expresar una discrepancia no resta votos, al votante no militante eso no le interesa, lo que falla es la conexión con la gente. El partido no llega a la sociedad, a las clases trabajadoras, a los jóvenes…que buscan en otras alternativas su espacio electoral.
Negar lo anterior y percibir solo los errores en las opiniones internas me parece pueril y tener una mirada muy corta a la hora de valorar la realidad del PSOE ante su electorado.
Yo me afilie al PSOE porque creía y creo que es el mejor espacio para crear una España mejor, una España más igualitaria, una España del Bienestar. Desde que soy militante, allá por 2003 el PSOE ha impulsado leyes vitales como la del matrimonio igualitario o la de dependencia, entre otras. El PSOE nunca fue un partido conformista pero algunos hoy parece que si se han vuelto conformistas con tal de seguir ahí, en la poltrona y no reconocer sus errores propios.
Da la sensación de que desde la ejecutiva federal se prefiere jugar al empate, a ser los eternos segundones de un PP que pese a todas las sombras y realidades de corrupción sigue campando a sus anchas. ¿Por qué la ejecutiva se ha vuelto conformista y es incapaz de ver más allá de su ombligo?
La solución a los males del PSOE no pasa por un congreso exprés ni por unas terceras elecciones a ver si suena la flauta ni por intentar formar un gobierno sustentado únicamente por 85 diputados de 350 en los que dos socios imprescindibles tienen claro que se van a vetar entre si. El remedio a los males del PSOE pasa en aceptar la discrepancia como algo legítimo y respetable por parte de la militancia, por reflexionar si el camino seguido hasta ahora es el idóneo o si realmente el PSOE merece corregir su rumbo porque cada vez va a ser más tarde y más complicado virar a babor para volver a encontrarnos con aquellos a los que nunca debimos dejar de lado.